viernes, 18 de febrero de 2011

Antes de la emboscada

En la espera nocturna la visión del grupo del sordo explotó en imágenes de relatos breves. Cada integrante elegía una noche para contar una historia, y cada noche Once evitaba tomar la palabra. El primero en hablar fue Rumfield Pelosa alias "Bazuco", quien fuera bajando de pendejo por la América, dejando detrás en la patria varios crímenes y una madre joven. De los 10 a los 13 años fue uno de los sicarios mas activos de su tiempo. Le debía la suerte a un contrato que había hecho con una turbia imagen del panteón tumbero. En el rubro de Pelosa se necesitaba vivir rápido: Rápido se llega, se mata, y rápido se muere. Sin embargo Rumfield había logrado salirse de esa lógica y disfrutaba cada momento que la vida le arrojara. La historia que contó empezaba hablando de su hermano: -"Él era un poco mayor que yo, no le temía a nada. Vivía jugando al balón a toda hora. Nos hacía faltar a la escuela para juntarnos con la gente de la avenida y jugar por dinero. A la hora de la siesta se alborotaba el caserío con el pique de la bola y los gritos cruzados. De ahí nos echaron, como de tantos otros lugares más. No nos quedó otro lugar dónde jugar a excepción del cementerio. Tanto hicimos retemblar la tierra terminamos por despertar a los mismos cadáveres que descansaban allí. Entre ellos surgió el Santo Muerto en Jefe y nos ofreció jugar con ellos. Mi hermano aceptó el desafío, sin saber que se trataba de un engaño, pues los muertos se dejaron vencer y fingieron armar tremenda celebracion para los ganadores. Antes de que mi hermano bajara con los caidos, acordé con el Santo Muerto en Jefe mi libertad a cambio de los seguidores que le traería para el futuro. Nunca supe que fue de mi hermano." Rumfield concluyo la historia., los otros dos se miraron sostenidamente y no emitieron gesto alguno.

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