miércoles, 9 de febrero de 2011

Al regreso del lobo



Camino al ala norte existía una cornisa ubicada fuera de la vista de los guardias. Tres días enteros esperaron ahí arriba a ese al que iban a buscar. Se trataba de una figura ambivalente, un falso interno que conseguía elementos de afuera. De apelativo el lobo, el mercanchifle carcelario no pertenecía a ninguna fuerza u oficina estatal. Se movía libremente comprando espacio a los reos y tránsito por la institución a los agentes oficiales acumulando gran cantidad de riesgo sobre su persona. Habiendo pasado la temporada de pedidos el lobo partía hacia el exterior. Once y su grupo aguardaban, entonces, su regreso. El golpe debía darse en cuanto la caravana pasara por debajo de los atacantes. El tiempo pasaba lentamente, las voces iban de fade in a fade out conjunto a los pasos y el lobo no aparecía. Cuando decidió mostrar su  codiciosa faz, lo hizo acompañado por una gente desconocida. Los compañeros de Once se lanzaron sobre el grupo que cuidaba la mercadería para ser instantáneamente masacrados por una sombra de apariencia bestial.

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